Las letrinas del aeropuerto internacional Simón Bolívar en Caracas rebosan de orina; Los grifos están completamente secos. En la sala de salidas, los pasajeros que lloran se preparan para el exilio, sin saber cuándo volverán. En la aduana, una calcomanía en una máquina de rayos X advierte: “¡Aquí no se habla mal de…